miércoles, 31 de agosto de 2011

Introducción a Reiki.



¿Qué es Reiki?
Reiki es una técnica para la reducción del estrés y la relajación, que permite que cada uno se conecte a una fuente ilimitada " de energía de la fuerza de la vida " para mejorar su salud y para realzar la calidad de vida.
Reiki utiliza la capacidad natural del cuerpo de auto curarse:
v       Cura en todos los niveles: mental, espiritual, físico y emocional.
v       Activa la energía bloqueada.
v       Limpia al cuerpo de todas las toxinas.
v       Incrementa el conocimiento intuitivo.
v       Ayuda a meditar.
v       Refuerza el sistema inmunológico.
v       Incrementa la sensibilidad psíquica.
Un tratamiento se siente como una radiación brillante que fluye a través de uno y lo rodea. Reiki trata a la persona entera incluyendo cuerpo, emociones, mente y espíritu y crea muchos efectos beneficiosos incluyendo la relajación y sensaciones de paz, de seguridad y de bienestar. Muchos han señalado resultados milagrosos. Reiki es un método simple, natural y seguro de curación espiritual y de superación personal que todos pueden usar.
Reiki es la Fuerza de la Vida guiada espiritualmente.
Es la Conciencia-divina llamada Rei que dirige la fuerza de la vida llamada Ki que en la práctica llamamos Reiki. Por lo tanto, Reiki se puede definir como la fuerza de la vida dirigida por el espíritu. Ésta es una interpretación significativa de la palabra Reiki. Describe más de cerca la experiencia que la mayoría de la gente tiene de ella.

Medicina floral




Se puede denominar Medicina Floral al sistema terapéutico descrito por Edward Bach, que utiliza las esencias florales como medicamentos. Ha sido empleada desde su creación hasta nuestros días en Inglaterra y algunos otros países de Europa. A América llegan hacia 1970 con el grupo FES.
Ha alcanzado mayor difusión en países como Inglaterra, Alemania, Francia, España, Australia, Canadá, U.S.A., Argentina y Colombia. Donde se han conservado y ampliado los trabajos descritos y realizados por su fundador.+
La Terapia Floral ha sido reconocida desde 1976 por la OMS como un sistema útil. Esta organización recomienda su utilización.
La flor y su esencia
La flor es un regalo del universo; es una manifestación del amor de la naturaleza, que podemos ver, oler, palpar, gustar y sentir. Es, botánicamente hablando, el órgano reproductor de las plantas angioespermas (aggeion = recipiente; sperma=semilla), la transformación máxima de las hojas.
El cáliz se compone de sépalos que, la mayor parte de las veces, son como hojas que guardan el color verde que les imparte la clorofila. Los pétalos, las partes que forman la corola presentan por lo general tintes vivaces. Y estos pétalos a su vez se convierten en estambres, los órganos masculinos de la flor. Los carpelos, los órganos femeninos, son a su vez estambres transformados.
La flor, entonces, es el proceso de múltiples transformaciones y, con toda tranquilidad, se puede decir que es la máxima expresión de la planta.
Vibracionalmente hablando, se define la flor en plena floración, como la manifestación máxima de la energía de la planta. Es su obra cumbre, en donde toda su vitalidad y energía se encuentra en plena representación.
La flor posee, además, y como todos los otros seres, un campo energético débil, que va desde su interior y sobresale de ella en forma armónica. Cada flor tiene su campo vibracional particular, que posee una cualidad única.
La flor es, en si misma, la parte de mayor temperatura de la planta, llegando en algunas especies a esgrimir una diferencia con las otras partes hasta 10° centígrados. Por tal característica, es más útil que el resto de la planta para ser utilizada en los animales de sangre caliente, entre ellos, claro está, los humanos.
La flor tiene características de una antena de energía que recibe constantemente las energías del cosmos, principalmente del sol, a través del aire, y las energías de la tierra, incluidos los alimentos, a través de las plantas, por medio del tallo, y éste a su vez, gracias a la raíz.
La flor recibe entonces constantemente estos dos tipos de energía fundamentales (Yin-Yan), y de su conjunción y equilibrio mantiene una energía propia, con características individuales, que integra las energías de la tierra y del cosmos. Esta energía posee características (cualidades) que pueden ser transferidas al agua en el método de preparación.
La esencia floral es, entonces la esencia vital de la planta, su campo vibracional. Al recibir nosotros los medicamentos florales estamos recibiendo la vida de la flor (a la vez que de la planta, pues sabemos que es su mejor representación energética vital) y no un producto inerte.
Lo que mantiene vivo al ser es su energía sutil, pues su materia densa es inanimada. Al obtener la energía vital de la flor, la estamos manteniendo “viva” dentro de un frasco, y podemos disponer de su energía.
La “cualidad” que la flor obtiene al armonizar en sí misma las dos energías básicas puede ser transferida a un ser vivo, y este ser la podrá integrar en su totalidad y adoptarla como propia.
Las esencias florales pueden ser utilizadas con igual eficacia en seres humanos de todas las edades y creencias posibles, así como en animales de todas las especies, en vegetales y en algunos procesos de los minerales (tierras para cultivo, limpieza de cuarzos y gemas, etc.).

Mecanismos de acción

La esencia floral es un campo energético sutil, mantenido en una alcoholatura (agua-alcohol), por lo que también es correcto utilizar el nombre de “elixir floral” en lugar de “esencia”), que colocado en el campo energético sutil de otro ser vivo actúa por resonancia Vibracional, armonizándolo.
Sólo actuara la esencia floral que encuentre receptividad Vibracional en el receptor, por lo que si se utilizan esencias "equivocadamente", no producirán ningún efecto diferente al de placebo.
La flor posee una cualidad que está dada por la conformación electromagnética y luminíca armónica de sus partículas, que al entrar en contacto con un campo energético en desarmonía, es capaz de armonizando los flujos de energía de los campos energéticos a los que se les aplique su acción.
Como son tan sutiles sus efectos, éstos sólo actúan al nivel de los campos energéticos sutiles, y no de los densos y condensados como serían los órganos físicos. Sin embargo, al producir transformaciones de armonización de los campos electromagnéticos débiles humanos, y transformar las redes sutiles desarmonícas en flujos constantes y uniformes de energía.
Se evidencian efectos importantes en los estados emocionales de los humanos y animales, que pueden producir, por mecanismos humorales, cambios en el sistema inmune (la defensa) y posteriormente en toda la materia densa, mejorando procesos orgánicos.
La esencia floral, una vez incorporada en el cuerpo, gracias a su característica vibracional, entra en contacto con el cuerpo energético del paciente y viaja por él a través de los meridianos de acupuntura y se dirige a los chakras y órganos.
Donde producirá su efecto, que se manifestara inicialmente en los estados emocionales y posteriormente, dentro de lo posible en la materia. 

Edward Bach iniciador de los remedios florales


Ya hace más de 70 años del fallecimiento de Edward Bach, su aportación filosófica y metodológica a los Métodos Naturales de Salud constituye un elemento fundamental para el equilibrio psicoemocional ; descubridor de la denominada "terapia floral " aporta al corpus naturopatiae un conjunto de sistematizaciones que hacen posible el desarrollo científico de una práctica higiodinámica de gran alcance y eficacia.

EDWARD BACH. Iniciador de la Terapia Floral
Edward Bach nació en Moseley el 24 de setiembre de 1886, fue el mayor de sus hermanos, dos niños y una niña. Tuvo una salud delicada de bebé que fue mejorando a medida que iba madurando, aunque conservó una sensibilidad muy agudizada que le sería de gran ayuda en un futuro. Ya de niño poseía la comprensión de las aflicciones de los demás y esa certidumbre le determinó la tarea que había de desempeñar en el futuro: Encontrar un método sencillo y universal para aquietar las mentes y sanar los cuerpos de todo tipo de enfermedad.
De los dieciséis a los diecinueve años, Edward trabajó en la fundición de su padre, lo que le permitió adquirir conocimientos y comprensión de la naturaleza humana, al convivir diariamente con sus compañeros de trabajo; vivenció en que manera el temor a la enfermedad con las consecuencias económicas que acarreaba, estaba siempre presente en la mente de sus compañeros. Decidió, pues, empezar la tarea que ya desde niño había tenido clara. Se dio cuenta de que si quería descubrir un remedio diferente, necesitaba una auto-idea; sintió que le era necesario redescubrir verdades acerca de la enfermedad y de la curación de la humanidad por experiencia directa…
Su decisión de ser médico, para ocuparse del sufrimiento de los seres humanos, fue precoz. Estudió en la cercana universidad de Birmingham, se graduó en 1912 e inició su práctica clínica en Londres. Los primeros años de trabajo estuvieron caracterizados por un gran entusiasmo y por el deseo, que nunca abandonó, de hacer aún más, de ir más allá, experimentando nuevos caminos. El niño curioso y reflexivo se había vuelto un adulto que seguía observando el mundo y haciéndose mil preguntas, sin desalentarse, aún cuando no encontraba las respuestas.
El joven médico pensaba que el hombre no es una máquina, con engranajes que van lubrificados y sustituidos, el hombre es un ser complejo en el que la mente y el cuerpo no pueden tomarse por separado, en el que cada singular aparato se relaciona con todo el resto. Cada hombre tiene su historia, emociones, sensaciones, sueños y necesidades que no se pueden ignorar. Y sin embargo la atención de sus colegas y del mundo académico estaba siempre dirigida solo a la enfermedad.
Para Bach no quedaban dudas: lo que debía ser curado era el ser humano en su complejidad. No era suficiente conformarse con taponar los síntomas.
Después de un año en el departamento de cirugía del Hospital de la University College de Londres, el joven Bach decide pasar a la inmunología. Sus estudios lo llevaron a descubrir en el estómago de algunos enfermos crónicos, un tipo particular de bacterias que estaban casi ausentes en el organismo de las personas sanas. Al final de esta investigación consiguió producir una vacuna que obtuvo óptimos resultados.
Absolutamente absorbido por sus estudios, Bach se preocupaba poco por su propia salud. Esto podría parecer un contrasentido, mas no es raro, estudiando la vida de los grandes personajes, observar en ellos aquellos errores que luego habrían descubierto y corregido. Tal vez es justo esta capacidad para equivocarse y aprender de los propios yerros lo que los vuelve realmente "grandes".
En julio de 1917, después de años de trabajo duro a causa de la primera guerra mundial, Bach fue operado de urgencia. El diagnóstico es terrible: le dan sólo tres meses de vida a causa de un tumor en el bazo, ya extendido. De frente a la perspectiva de una muerte inminente, Bach reaccionó como cualquier otro ser humano: cayó en una profunda depresión, de la cual salió alimentándose de energías inesperadas. Si tenía que morir, no había tiempo que perder, tenía muchas cosas para hacer, tenía que estudiar y experimentar.
Se concentró en el trabajo pasaron tres meses, cuatro, cinco... sus colegas lo miraban estupefactos. No solo todavía estaba vivo, sino que los análisis no dejaban lugar a dudas: su enfermedad estaba regrediendo. Bach descubrió así, a costa de sí mismo, que la energía producida por una gran pasión era capaz de vencer cualquier negatividad. Fue así que aquella que se había presentado como una tragedia, se volvió el punto de partida para sus nuevas y fundamentales investigaciones, que lo habrían llevado, anos después, a la identificación de sus "remedios": las hoy famosas Flores de Bach, que cada una, con su propia identidad, apunta a restituir emergía al cuerpo y a la mente.
Sus intuiciones sin embargo no conseguían encontrar el camino para llegar a una investigación sistematizada, esto es, práctica clínica concreta. Fundamental fue la lectura de Organon, de Samuel Hannemann, uno de los padres fundadores de la Homeopatía, quien como Bach, pensaba que el paciente visto como persona fuese mucho más importante que la enfermedad. Además no usaba vacunas, curaba con hierbas, plantas, metales y hasta venenos, usados en dosis infinitesimales.
Gracias a la Homeopatía, Bach consiguió sistematizar sus propios descubrimientos, llegando, junto a su colega Paterson, a la preparación de nuevas vacunas, llamadas "nosodes", que aùn hoy se aplican homeopáticamente, sobre todo en la cura de algunas enfermedades crónicas.

Prosiguiendo con estos estudios, dividió las bacterias responsables de estas enfermedades en siete grupos, y fiel a su idea de poner al hombre, esto es el paciente, en el centro de la investigación, empezó a estudiar las características comunes de las personas che necesitaban la misma vacuna. Resultaron siete perfiles psicológicos diferentes. Bach empezó entonces a hacerse una pregunta revolucionaria para aquella época: ¿y si fuese la índole, el estado de ánimo, el que provocaba la enfermedad? Esta pregunta sentaría las bases para sus estudios sucesivos, aquellos que lo habrían llevado a la identificación de sus extraordinarios "remedios". Decidió abandonar entonces su estudio médico de Londres para dedicarse completamente a la investigación de un nuevo método de cura, totalmente basado en el estudio del alma humana.
En 1912 volvió a Gales, a su amada campiña. Sus vacunas, los "nosodes", se iban perfeccionando y funcionaban, pero no con todos sus pacientes, y a veces las enfermedades, después de un período de regresión, se volvían a presentar. Además, los nosodes, eran todavía producidos por bacterias. Durante sus largos paseos inmergido en la naturaleza, Bach llegó a recoger e identificar los dos primeros remedios: Mimulus e Impatiens. Con estas flores preparó nuevos nosodes. Para elegir los pacientes aptos para recibir este método de cura se dejó guiar por su intuición, buscando la semejanza entre la planta y el perfil psicológico del paciente.
Mimulus, una flor que aparece frágil, fue subministrada a pacientes que mostraban timidez, pequeños miedos. Impatiens, la flor "impulsiva", que proyecta lejos de sí sus propias semillas, fue subministrada a pacientes más nerviosos y apurados. Los resultados fueron inmediatamente satisfactorios. El camino estaba trazado.
El periodo sucesivo, y hasta 1932, lo vio pasar horas y horas en estado de contemplación de las plantas de su infancia, con la intención de "entender" a las flores, estudiando sus aspectos y características. Llegó así a la identificación de las primeras doce flores. El método funcionaba, pero aùn una vez más, no con todos los pacientes. Edward Bach decidió entonces profundizar los conocimientos del alma humana, buscando las miles sutilezas posibles que hacen de cada hombre un ser diferente a todos los demás. Las emociones negativas fundamentales habían sido identificadas, el miedo, el terror, el pánico, la actitud mental que lleva a torturarse, a rumiar los pensamientos, la indecisión, la indiferencia y el aburrimiento que llevan a no amar más a la vida, la invadencia, la debilidad y la poca estima por sí mismo y por las propias capacidades, la impaciencia, la soledad, el entusiasmo devastante... cada uno de estos sentimientos debía ser ulteriormente analizado. El miedo, por ejemplo, podía concentrarse sobre algo preciso como la muerte o la enfermedad, pero también hacerlo en forma vaga, indeterminada. Había mucho camino por recorrer...

Bach recomenzó su investigación y la concluyó en 1935, con la identificación de 38 remedios que aùn hoy forman la estructura de su método de cura. Al mismo tiempo se ocupó de divulgar lo que había descubierto. Trató de enseñarlo a sus colegas, y esto le procuró no pocos problemas con los representantes más conservadores de la clase médica. Tal vez fue por ello que pidió ser cancelado de la Orden de los Médicos, declarando que quería ser considerado solo un herboristero.
Antes de marchar enfatizó la importancia de mantener el sistema lo más sencillo posible, luchando contra cualquier intento de alterar su pureza y también nos dejó un escrito.

Queridos amigos:

Sería maravilloso construir una pequeña Hermandad, sin rangos ni categorías, donde nadie fuera más ni menos que los otros, para dedicar nuestras vidas a cumplimentar los siguientes principios:
1.     Se nos ha deparado un sistema curativo sin precedentes en la memoria de la humanidad; con la simplicidad de estos remedios florales podremos tener la absoluta certeza de contar con sus maravillosas virtudes para vencer la enfermedad.
2.     No criticar, ni condenar jamás los pensamientos, las opiniones o las ideas de los demás, recordando siempre que todos los seres humanos somos criaturas de Dios, y cada uno de nosotros recorre su camino hacia la Gloria del Divino Padre.
3.     Llevamos en nuestra mano diestra, como los Caballeros del pasado, las armas para vencer al dragón del Miedo, sabiendo que nunca deberemos pronunciar una palabra de desaliento, sino que, por el contrario, debemos llevar esperanza y sobre todo seguridad, a aquellos que sufren.
4.     Jamás debemos dejarnos llevar por los éxitos o las adulaciones que podamos encontrar en nuestra misión, recordando siempre que no somos otra cosa que los mensajeros del Gran Poder.
5.     Cuanto más profundicemos en la confianza de quienes nos rodea, mejor podremos influenciarles nuestra convicción de que todos nosotros somos solamente agentes de la Divinidad, enviados para socorrerlos en sus necesidades.
6.     A medida que los enfermos mejoren, debemos explicarles que las hierbas de los campos, que son las que los están curando, son dones de la Naturaleza: que son dones de Dios.
De esta forma, lograremos que crean nuevamente en el Amor, la Misericordia, la Compasión y la Fuerza Omnipotente del Más Alto.
Edward Bach.

Unas semanas antes de abandonar este mundo afirmó a sus colaboradores:
Mi tarea esta cumplida… Mi misión en este mundo ya ha finalizado…
Murió durante el sueño, en su casa de Mount Vernon, en el Sussex, hoy sede del Bach Centre. Era el 27 de noviembre de 1936, habìan transcurrido 19 años desde aquel diagnostico de la medicina, que le habìa dado 3 meses de vida. Edward Bach nos deja un método que luego de màs de sesenta anos sigue difundiéndose y desarrollándose, y 3 simples libros: "Cùrate a ti mismo", "Los doce curadores", y "Lìbrate a tì mismo", que son todavìa capaces de ilustrarnos sobre el proceder humano.

Terapia floral del Dr. Bach




Como es sabido desde la antigüedad, existen relaciones mutuas entre el alma, la mente, las emociones y el cuerpo físico. Detrás de cada enfermedad física encontramos frecuentemente sentimientos y emociones “negativos” y bloqueos psíquicos desconocidos, como pueden ser: el miedo, la amargura. El desánimo, la inseguridad y otras sutilezas.
La terapia floral permite solucionar paulatinamente de manera natural los bloqueos existentes en el plano psicoemocional. Con lo cual restablecemos el equilibrio anímico. Al recuperar la armonía podemos desenvolvernos más libre y espontáneamente. Logrando reactivar las fuerzas curativas de nuestro organismo.
La terapia floral del Dr. Bach estimula los procesos del conocimiento personal, se emplea como prevención psicoemocional contra recaídas y posibles enfermedades futuras.
Los 38 concentrados florales del Dr. Bach son elixires acuosos de las flores de 38 plantas y árboles silvestres que están relacionadas con determinadas estructuras anímicas humanas.

El método a seguir.
Durante una entrevista -previa cita- se seleccionan, a través del diálogo la mezcla que el consultante necesita y se le da en un gotero la combinación floral lista para tomar.
El tratamiento de una situación crónica normalmente varios meses. En los casos agudos basta una administración de 6 - 10 semanas